CUERPO CREATIVO

Una de las grandes sorpresas del trabajo corporal es la posibilidad de la creación en el movimiento y en el espacio. Cuando el cuerpo se siente libre para moverse y con permiso para la expresión, es capaz de crear caminos para que lo que está por decir o mostrar dentro de mí salga hacia fuera y se comparta. Es MUY hermosa la expresión única de cada persona. Y MUY enriquecedora para quien lo hace.

 

Suele ser frecuente que el entorno familiar y escolar de nuestra infancia apenas atendiera nuestro deseo (y necesidad) de expresión. Se ha coartado tanto el movimiento y la expresión corporal (siéntate, no corras, no saltes, calla, para,…) que nos hacemos mayores con la creencia que de “lo corporal” nada bueno puede salir: descontrol, exhibición, ruido, protagonismo, tonterías, . . Como mucho, hacemos deporte y/o actividades controladas para descargar energía acumulada en nuestro cuerpo o como camino para mejorar nuestra salud física general. 

 

Sabemos que nos hace bien pasear, bañarnos en el mar, hacer yoga, salir a bailar de vez en cuando, los abrazos, cantar en la ducha… Hay una percepción clara del bienestar que generan esas actividades. Y, aunque intuimos que el trabajo corporal es un camino de posibilidades, hay una tendencia compartida de retraimiento, envuelta en vergüenza, creencias y juicios. Lo sé porque lo he vivido en mis propias carnes y lo confirmo con muchas personas que acompaño: Cuánto potencial expresivo coartado, cuánta voz contenida, cuánto movimiento frenado, cuánta espontaneidad encerrada.

 

Aaaaahhh… Pero cuando se da… 

Cuando se abren los cerrojos y caen las cadenas,

cuando nos damos el permiso y la libertad,

llega el movimiento y la belleza se apropia de nosotros. 

Un movimiento trae a otro, 

y la danza se despliega,

y brota la voz,

y cambia nuestra mirada,

pues nuestro cuerpo creativo expresa el potencial que somos.

 

No importa si la expresión es grande o pequeña, grave o ligera, intensa o delicada. Lo que importa es que se van abriendo los caminos. Que lo que estaba ahí, guardadito, esperando para salir, para mostrarse, se abre paso y llega al mundo.

Imagen de Ragnampiza en Pixabay

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