TERCER TIEMPO

Termina el curso. Hago recorrido por los distintos espacios, grupos y acompañamientos que he hecho y me sale un GRACIAS enorme por las posibilidades de exploración y construcción que se han dado y por todo el aprendizaje recibido.

 

Además del  trabajo que hago con personas en sesiones individuales, este curso he facilitado grupos de Movimiento Expresivo (Inteligencia Corporal) en Bilbao, Etxebarri, Durango, Gasteiz, Eibar, Mutriku y Getxo. He tenido grupos estables durante todo el curso y también  grupos más esporádicos. He trabajado con hombres y mujeres en grupos abiertos. Y, también, con equipos de educadores de centros de menores, con profesores de educación física, con escuelas de empoderamiento de mujeres, con mujeres migradas y en situación de vulnerabilidad. Variado y gozoso.

 

El 17 de junio nos encontramos un hermoso grupo en el centro Crisálida de Bilbao (maravillosa sala de la sede de  Río Abierto en Bilbao). Vinieron 16 personas, de esos distintos ámbitos y lugares a “bailar” conmigo. Hubo fotos y grabación de vídeo. De manera generosa, alegre y entregada, rendimos homenaje a esta forma de trabajo que, desde lo corporal/emocional,  nos conecta con los diferentes recursos con los que contamos para mejorar nuestra vida (la relación con una misma, con los demás, con lo laboral,…). Hablo de la confianza, la vitalidad, la autonomía y la creatividad, entre otros recursos que se activan a partir del movimiento y la conciencia corporal.

 

Y ahora, sí, toca descansar, ir al tercer tiempo.

 

En nuestro cuerpo, la respiración y el corazón (vitales ambos) trabajan dando y recibiendo. Y, en su sabiduría, parte de su tarea es detenerse entre esos tiempos de dar y recibir. Propongo que hagamos como la propia naturaleza nos indica e incorporemos a nuestra vida ese periodo tan necesario de descanso. Reparación, nutrición, observación o puro no hacer nada. Todo es válido para este tercer tiempo. Paseos, baños, lecturas, amistades, silencio, bailes,… Nos deseo todo lo bueno para reponernos y conectar con nuestra sabiduría interna.

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