El trabajo corporal permite el desarrollo de un tipo de conocimiento más inmediato, más intuitivo y energético. Permite soltar tensiones, dejar caer juicios y abrirse a nuevas maneras de aprendizaje. Entiendo que es un complemento ideal a espacios en los que el esfuerzo intelectual es elevado, en los que se requiere una atención global, en grupos de formación en los que hay personas que no se conocen, etc.
A lo largo de las tres últimas ediciones he formado parte de la propuesta formativa de EMANA Formación en el Programa de Certificación en Coaching de Equipos: El arte de trabajar en y con equipos, Así como en la primera edición del Programa Avanzado Coaching de Equipos en la Práctica. En ambos casos incluir la inteligencia corporal ha permitido explorar de una manera distinta los contenidos que se aportan en la formación y también desarrollar habilidades personales y grupales, incluyendo los distintos potenciales vinculados al trabajo corporal (Vitalidad, creatividad, poder personal, comunicación, entre otros).